
HISTORIA
En 1972, el ingeniero eléctrico Godfrey Hounsfield publicó un artículo en la Revista British Journal of Radiology, en el que explicaba un método diagnóstico basado en Rayos X, llamado tomografía computarizada, consistía en dividir la cabeza en varias tajadas, cada una irradiada por sus bordes; logrando confinar la radiación dentro de la misma porción. La información obtenida no se dañaría por las variaciones que se presentarán a ambos lados de la tajada en estudio
Esta técnica buscaba superar tres limitaciones características de la radiología convencional:
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La dificultad de mostrar en una imagen bidimensional toda la información contenida en una escena tridimensional, debido a la superposición de estructuras.
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La limitación para distinguir tejidos blandos.
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La imposibilidad de cuantificar las densidades de los tejidos.
El primer escáner desarrollado en los laboratorios EMI, contaba con una muy baja resolución espacial en sus imágenes y tardaba nueve horas en total para cubrir un cerebro humano. En 1973 se comercializó el 1er escáner (EMI Mark I) y a pesar que tomaba imágenes con una muy baja resolución espacial, representó una revolución en el campo de la radiología.
En la primera generación de tomógrafos se producían rayos paralelos debido al movimiento de traslación a largo del objeto, este proceso se repetía hasta barrer 180 grados.

La segunda generación de equipos funcionaban con un principio de traslación - rotación similar; pero podían realizar el proceso un poco más rápido, gracias al uso de más detectores y un tubo que emitía rayos en forma de abanico.

En aras de conseguir más velocidad de adquisición, se eliminó el movimiento de traslación y así crearon los equipos de tercera generación en 1975. En este equipo aparece un grupo de detectores, que forman un arco móvil el cual realiza un giro de 360° junto con el tubo, dejando atrás el movimiento de traslación de los equipos anteriores. A medida que estos rotan, se obtienen los perfiles de cada proyección. Por cada punto fijo de tubo-detector se obtiene una vista. Por otro lado se adicionaron unas rejillas de tungsteno entre cada detector, rechazando así las radiaciones secundarias. Con este escáner el tiempo de barrido disminuyó a 10 segundos o menos.

En 1976, aparecieron los tomógrafos de cuarta generación, que consistían en un anillo de detectores fijos y el tubo de Rayos X es el que gira en torno al paciente. La forma del haz de radiación cae en abanico sobre el paciente logrando tiempos de exploración similares a los de tercera generación. A nivel comercial y clínico tuvieron éxito, sin embargo no llenó las expectativas debido a que no se podía usar rejilla y no se mejoraron los tiempos respecto a la generación anterior, entre otros problemas como la calibración constante de los detectores. Por lo que en la actualidad se ha retomado el diseño de los equipos de tercera generación para los sistemas helicoidales.

En 1998 surgieron los modelos multitajadas, también llamados multidetectores, se caracterizan por tener varias líneas de detectores, basados en la geometría de tercera generación, pero en lugar de un rayo en forma de abanico, el rayo tiene forma de cono, lo que permite recoger datos correspondientes a varias tajadas simultáneamente y así mismo, reducir el número de rotaciones del tubo de rayos X para cubrir una región anatómica específica.
